lunes, 7 de enero de 2008

Cenovio



En el tiempo que llevo publicando este blog nunca había hablado de nuestros compañeros de albergue, más bien debo decir que son nuestros anfitriones y es su albergue.


El albergue es habitado por niños de pueblos cercanos a Tlalcozotitlán quienes viven ahí mientras estudian desde la primaria hasta la preparatoria. Van y vienen cada semana para estar con sus familias. En el tiempo que he estado ahí he escuchado comentarios de los estudiantes de la Universidad La Salle en los que muestran asombro por su corta edad y su indenpendicia con respecto a ellos, no deja de sorprenderles que hagan sus tareas sin que un adulto los supervise, y como se levantan temprano para asearse y después ir a la escuela. Se convierten en nuestros compañeros de juego, vemos juntos películas por la tarde y nos enseñan a hablar Náhuatl.


Desde hace un año uno de nuestros consentidos era Cenovio. Aún recuerdo cuando Armando (ahora un profesional del diseño gráfico) me contó como una tarde descansaba en su cama y Cenovio se acerco a el y le jalo el cabello, a Cenovio le llamaba la atención el peinado de Armando y quería comprobar fuera cabello real. Durante el verano pasado vimos a Cenovio con un tubo de papel higienico en el brazo derecho, le preguntamos la razón por lo cual lo usaba y nos dijo que se había lastimado el brazo y que era una forma de tenerlo inmovil; varios miembros del equipo lo corretearon hasta alcanzarlo para llevarlo al centro de salud y le revisaran. Varias veces formó parte de mi equipo de fut bol en la clásicas retas de las tardes. La semana pasada Cenovio fué a pescar ( a tarrayar) al río con un primo y una prima, estaba aprendiendo como suelen hacer muchos niños a su edad. Al lanzar la tarraya lo arrastró la corriente y no pudo desprenderse de la red. Cuando su prima lo pudo sacar del agua ya no respiraba y no pudieron hacer nada por él. Esto fué lo que nos comentó una niña del albergue. Esperabamos encontrarlo hoy y saber que había conseguido de los reyes magos, esperabamos que nos hiciera travesuras y que jugaramos fut bol, que dijera que se sentía " a gustoo" y que nos preguntara una y otra vez para que servían los i pods y las laps. Ahora que regreso a casa abro las carpetas en las que tengo sus fotos y pienso en los días que le faltaron y lo que debió aprender, nos quedamos sin nuestros Cenovio, compañerito de albergue y de juego durante nuestro trabajo en Tlalcozotitlán.
Con Cenovio y un amigo suyo Cenovio y Armando

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Adri!, mi interesante e implacable buen amigo, como siempre haciendo por un mundo mejor, desde España queria saludarte, "que aunque lejos, siempre cerca", pero se te echa muchisimo de menos. Seguro que mi amado y querido Mexico sigue igual de hermoso, que bueno que con tu ayuda y la de algunos otros la calidad de vida de muchas personas pueda cambiar a mejor, y haya lugar para un futuro con mas igualdad entre todos.